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Esperamos que disfruten de este momento con nosotras y que experimenten el amor y la providencia del Amor Sacramentado en esta pagina.

Vía crucis.





      1 Jesús condenado a muerte.

“Nadie puede contemplar a Dios y seguir viviendo”
Desde que fui seducida por tu mirada de amor ha sido dictada mi sentencia de muerte.
Si, he sido condenada a morir para vivir.
Ya no puedo vivir sino morir de amor como tu Jesús. He de morir a todo aquello que distrae mi mirada de ti, a todo aquello que me hace pensar más en mí que en ti.


           2 Jesús, carga con la cruz

Tal parece oh Señor mío que voy camino al gólgota cual simple espectador. Si, solo veo y no pongo sobre mis hombros la cruz y con ello hago más pesada tu carga.
Cuantas veces confundida veo la cruz donde no se encuentra, y creo firmemente que esta en los defectos de mis hermanas, en el trabajo laborioso y sin descanso. Pero en realidad mi cruz mora en mi impaciencia, en mi egoísmo, en mi soberbia. Si, yo misma, soy yo misma la causa de mis penas, la cruz que he de cargar, porque mientras viva en este mundo, valla a donde valla y aun que me encuentre con las hermanas más santas; la cruz de mis defectos siempre me acompañara y es esta, oh Señor, la cruz que de cargar.
                                                  
      3 Tu primera caída Señor.

Apenas iniciado el camino tu cuerpo cae desplomado, tu tropiezo es real y es causado por el peso de la cruz.

Señor: aunque firme valla queriendo ser dócil a tu voluntad se que el peso de mis debilidades me hará caer como caíste tu. Ayúdame a levantarme y seguir en el camino con humildad y amor.


      4 Encuentro de Jesús con su Madre Santísima

Que tierna mirada en tormento tan feroz seria expresada en sus almas.
Que bella esperanza me da Madre mía contemplar esta escena, pues me dice que aun en medio de más grande sufrimiento siempre esta tú presencia silenciosa que aligera la carga, que ayuda, que anima a llevar con paciencia y amor el dolor vivido. Se escucha en susurro cual brisa suave: No estoy yo aquí que soy tu Madre.
Ayúdame Madre a saber acompañar a Jesús en mis hermanas, a llevarles fortaleza, a aligerar su carga.


      5 El Cirineo es forzado
 a ayudar a Jesús.

Que difícil es para mi alma imperfecta, aceptar la ayuda de alguien que no quiere brindármela y se ve forzado a darme un servicio. Tu Señor bien lo sabes; desearía uno cargar solo el peso llevado, nace entonces como una cierta fortaleza escondida en lo profundo del ser; lo que antes parecía imposible sin ayuda, con rapidez  vuelve innecesario el auxilio del hermano; pero esta fortaleza surge solo de mi soberbia.
Oh Señor, ayúdame a aceptar humildemente y con suma gratitud la ayuda de aquellos que como Simón de cirene no desean dármela.


      6 Queda impresa
la Santa Faz.

“En los amores perfectos
esta ley se requería
que se hiciera semejante
el amante a quien quería”

Sea mi alma, mi ser entero
ese dichoso lienzo
y que tu hermoso rostro
quede en mi impreso,
para que así el Padre
pueda en mi, a ti contemplarte
el Hijo amado que le complace.


      7 Segunda caída.

“Yo decía muy seguro no vacilare jamás”
Después de superar una prueba, una caída, surgen los grandes deseos, los firmes propósitos de no ofenderte más, y reanimada desearía avanzar con sólido paso, pero sale al encuentro mi fragilidad y caigo tal vez en el mismo yerro por segunda vez.
Y ante la triste realidad de mi debilidad solo me resta exclamar ante tu amor como Pedro:
Tú sabes que mi intención no fue ofenderte… “Señor tu lo sabes todo, Tu sabes que te quiero.

           8 Jesús Consuela a las mujeres de Jerusalén.

Que diferente es la mirada de aquel que en el dolor nos anima a seguir con la carga, a aquellas que en su equivocada compasión desean quitármela haciéndola con ello mas pesada. Cuantas veces Señor he de evitar la excesiva compasión de mis hermanas que intentando quitarme la cruz me rasgan el alma. Ayúdame Señor < no fijar la mirada en las luchas o padecimientos que llevo, que tal vez nos son tan duros como los de aquellos que me están compadeciendo.

              9 Jesús cae por tercera vez.

Que conocimiento tan profundo de si mismo trae esta tercera caída; eres Dios omnipotente pero por amor y en libertad, ha deseado padecer nuestra debilidad, y al compartir con nosotros esta tercera caída me haces reconocer humildemente cuan frágil y débil soy me hace disfrutar y gozar de la gracia y la misericordia y me hace levantar la mirada diciendo con el salmista: Señor yo reconozco mi culpa tengo siempre presente mi pecado… sin ti nada puedo hacer.
Que ilusión tan falaz, es pensar que la experiencia nos evitara tropezar, pero miro como después de un largo caminar, ya casi en la sima del gólgota, la humanidad vuelve a caer.



             10 Jesús es despojado de sus vestiduras.

Cual fiero soldado cuantas veces Señor te he desnudado en mis hermanas.
Y es que con frecuencia llevada de la indignación o antipatía, lanzo la injuria disfrazada de verdad sincera y franca, dejando a mi hermana desnuda y humillada, es verdad que tal vez descubrí en ella una falta que le daña, pero cual soldado, ensañada le rasgué su alma.
Señor cuanto me falta saber corregir fraternalmente  movida solo por la compasión, la misericordia y el amor, y no por el disgusto, la indignación o la antipatía.

             11 Jesús es clavado en la cruz.

El amor te ha clavado en cruz, sea oh Jesús, el mismo amor el que me clave a tu cruz.
Por amor fuiste obediente por amor tu dios y Señor del universo desnudo y pobre te quedas en la cruz.
Por amor solo por amor déjame vivir clavada en pobreza, castidad y obediencia y amándote a ti hasta el extremo redime tú en mí a mis hermanos de destierro.

                 12 Jesús muere

Antes de morir dijiste lleno de misericordia Padre perdónalos que no saben lo que hacen. Que prueba mas grande de amor ya que después de humillado y destrozado sin compasión, no solo perdonas también imploras de tu padre el perdón para mi.
Oh Señor cuantos se encuentran muertos en cruz después de que yo desdeñosa exclame “perdono pero no olvido” con mi indiferencia y hasta desprecio hacia aquellos por los que me sentí ofendida. Han muerto mis hermanos en mi corazón.
Señor hazme comprender y vivir la misericordia y el amor, que pueda como tú decir en mis obras: Padre perdónalos que no saben lo que hacen.



             13 Jesús es depositado en el seno de su afligida Madre.

Cuando vemos que un ser querido ha sido lastimado, herido, con frecuencia rechazamos que han sido crueles con el ser amado. Pero tu Maria, Lejos de pedir venganza contra todo culpable de la muerte de Jesús tu hijo en extremo amado, nos acoges como tierna madre.
El bello pasaje del segundo libro de Samuel, te revela como Madre de misericordia en aquella viuda que implora del Rey clemencia para aquel hijo que ha a su hermano muerte dio.
Madre nuestra, pide al Padre clemencia para esta hija tuya que causa a sido de la muerte de Jesús, ayúdame a que como tu no tenga represalias con aquellos que al dañar a los que amo me dañan sin compasión.




      14 Jesús es depositado en el sepulcro.

Aquí aunque deseen ni tu tierna Madre, ni el discípulo amado, ni Maria, han podido permanecer contigo, depositándote en el sepulcro se han machado llorando su pena.
Todo parece terminado pero es no es esta la estación de la fe y de la esperanza.
Es este el preciso momento cuando el alma requiere unirse al salmista: “tenia fe aun cuando dije que desgraciado soy”.Señor aunque parezca todo terminado y la desolación haya dejado reseca mi alma o cuando la cruz haya dejado una onda huella sea la fe y la esperanza sea mi sostén y ya no me dirija a ti buscando la consolación por mi gran pena sin que mi pena halle su consuelo porque tengo un gran Dios.



  15 Jesús resucita de la muerte.

“Gaudete in Domino”
El Señor resucito es este el termino de la fe y la esperanza, resucitar en la alegría del amor.
Dice Santa Teresa: “si tu alegría es la misma en el gozo y el sufrimiento eso es amar” eso es resucitar.
Señor ayúdame a vivir una resurrección continua en mi alma que exprese la alegría que no es de este mundo.
Solo aquellos que participan de tu resurrección pueden conservar intacta la alegría durante la prueba y con ello se da testimonio de nuestra fe y solidez a nuestro crecimiento en el amor.

Ayúdame a mantener y hacer crecer en mí la sencilla alegría, ayúdame a testimoniar con ella tanto en la bendición como en la prueba que la resurrección da sentido al sufrimiento que es la resurrección el culmen del sufrimiento ofrecido con amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusto mucho su viacrucis soy una joven que quiere ser adoratriz